Era primavera en La Capital Olvidada y sus ciudadanos paseaban alegremente por las calles disfrutando del cálido clima propio de la estación. La felicidad presente en la calle no era menor dentro del edificio de la sede de La Cofradia Club de Cartas donde todos sus miembros disfrutaban de una apacible barbacoa en los jardines.
Desgraciadamente el día no continuaría siendo tan idílico durante mucho más tiempo. Una oscura nube apareció en el cielo seguida de otra más y otra así hasta cubrir el cielo entero. Fuertes vientos surgieron de ninguna parte con violentas sacudidas. La gente, vestida con ropa más adecuada para tiempos primaverales se vio sorprendida cuando, sin previo aviso, empezaron a caer los primeros copos de nieve, que pronto se convirtieron en una arrolladora ventisca. El pánico se apropió de la población que corrió a encerrarse en sus hogares o en el edificio que tuvieran más próximo.
Con su barbacoa arruinada, la élite del Triple Triad se encerró en el Hall donde celebraban sus fiestas y sus cenas. Atónitos miraban por las ventanas sólo para comprobar cómo, en pocos minutos, la ciudad quedaba cubierta al completo por varios centímetros de nieve y cómo la tormenta no hacía el menor amago de amainar. Tras encender la chimenea se prepararon para lo peor, quedar encerrados ahí durante varias horas, temiendo incluso que el peso de la nieve pudiera acabar haciendo ceder la estructura sobre ellos.
De pronto un haz de luz surgió del cielo completamente perpendicular a la tierra y, tras un breve flash, volvió a desaparecer. A las puertas de la sede de La Cofradia CC se oyeron los pasos de un (¿o varios?) caballo(s). Un sonido sordo llegó al interior del hall cuando una pesada figura descendió de él. Se oía como las piezas de su armadura chocaban entre sí a medida que avanzaba hacia el edificio. Casi sin esfuerzo, empujo las enormes puertas y entró a la sala donde se encontraban todos los cofrades.
Si grande fue la sorpresa de la repentina ventisca, indescriptible fue la reacción de los presentes al ver, ante ellos, la imponente figura de, ni más ni menos que Odin! El Padre de Todos se alzaba, poderoso, ante los atónitos ojos de los testigos. El silencio fue la reacción general en la sala pues nadie era capaz de articular palabra.
Odin: Llevadme ante vuestros líderes, he de solicitar vuestra ayuda.
Silencio….
Odin: Vengo en busca de ayuda con un juego muy popular en este reino, conocido como Triple Triad. He venido al lugar correcto?
Silencio una vez más...