Que lindos cuentos, me gustó mucho el de los amigos.
Yo voy a dejar uno que significa mucho para mi, porque solía leernoslo mi abuelo cuando eramos chicos, se llama Bochica, y es una leyenda colombiana.
En lo que hoy es Colombia vivía hace muchísimo tiempo el pueblo de los chibchas. Cultivaban el algodón, pero no sabían hilarlo, pues eran un pueblo muy primitivo. Lo utilizaban prensándolo y formando toscas planchas con las que se vestían.
Un día apareció entre ellos un anciano de largos cabellos blancos y barba hasta la cintura. Venía del este, y entró en las tierras de los chibchas por el pueblo de Pasca, al sur de lo que hoy es Bogotá. Nadie lo conocía. Llevaba atada la larga cabellera con una cinta, e iba descalzo. Vestía una túnica hasta las pantorrilas, y encima llevaba una manta de algodón atada sobre el hombro derecho.
Hablaba perfectamente todos los dialectos de los indios, que lo llamaron Bochica y escucharon sus enseñanzas.
Bochica enseñó a los chibchas a hilar el algodón y a construir telares de madera para tejer mantas con las que cubrirse.
Además de sabio, Bochica era un anciano bondadoso que predicaba con el ejemplo. Enseñó a los chibchas que hay que ser amables con los demás, sobre todo los necesitados, y que hay que cuidar a los viejos y los enfermos.
Les dio leyes y normas de conducta, y también una forma de gobierno.
Gracias a las enseñanzas de Bochica, aparecieron las artes. Así, los chibchas aprendieron a estampar sus mantas con hermosos dibujos de colores.
Para que no olvidaran los telares ni las figuras con las que adornaban sus vestidos, Bochica los dibujó en rocas cerca de los pueblos por donde pasaba.
De Pasca, Bochica pasó a Bosa, luego a Fontibón, después a Serrezuela y a Zipacón.
Luego se abrió camino por la montaña y llegó al pueblo de Cota, donde una gran multitud se reunió a escuchar sus enseñanzas. Tan grande era la multitud y tan ansiosa estaba por acercarse a Bochica, que Bochica tuvo que abrir en el suelo un foso circular que mantuviera a raya a la gente.
En Cota permaneció Bochica varios días y luego continuó su viaje por Guane y por la provincia de Tunja. Finalemente, Bochica llegó al pueblo de Iza, y enseñó a sus habitantes las mismas habilidades y normas de conducta que había enseñado por todos los lugares por donde pasara.
Luego desapareció y nunca más lo vieron.
Antes de irse de Iza, Bochica dejó estampada la planta de su pie descalzo en la roca, cerca del pueblo. Desde entonces, las indias embarazadas raspan aquella toca y toman su polvo disuelto en agua para tener un buen parto, tan grande es su fe en Bochica.
DEsde Iza, Bochica marchó solo al valle de Sogamoso. Allí se desprendió de la tierra y subió a los cielos, pues en realidad el buen anciano era un dios que había tomado forma humana para enseñar a los chibchas a llevar una vida mejor.
Mucho tiempo despuñes, cuando los chibchas ya eran un pueblo civilizado, que hilaba el algodón con gran habilidad y tenía una agricultura muy desarrollada, cayó del cielo un terrible diluvio.
Llovía y llovía sin parar, y los cultivos se echaban a perder a causa del exceso de agua, que inundaba los campos.
Durante muchas lunas (que era como los indios contaban los meses) llovió constantemente, pues el dios Chibchacum estaba enfadado con los chibchas y quería castigarlos haciéndoles perder las cosechas.
Por si fueran poco las lluvias constantes, Chibchacum formó dos nuevos ríos, cuyas aguas desbordaron e inundaron completamente los valles de los chibchas. Estos estaban aterrados y no sabían qué hacer, pues si las aguas seguían subiendo no sólo se perderían los cultivos, sino que tendrían que marcharse todos de allí para no morir ahogados y se quedarían sin tierras ni casas.
Cuando los chibchas ya creían que estaba todo perdido, las nubes se abrieron y se formó en el cielo un deslumbrante arco iris. Sobre el arco iris apareció Bochica, con una vara de oro en la mano, dispuesto a acabar con los sufrimientos de los chibchas. Arrojó con fuerza su vara de oro contra un punto de las colinas que rodeaban el valle, y en la roca se abrió una gran hendidura por donde salieron las aguas, formando una cascada.
Luego bochica castigó al dios Chibchacúm por haber sido tan cruel con los hombres, obligándole a cargar con el mundo en sus hombros.
Como el mundo pesa mucho y Chibchacúm se cansa de llearlo, a veces se lo cambia de un hombro a otro, lo que produce grandes sacudidas, que son los terremotos y temblores de tierra.
En cuanto a la cascada que Bochica formó abriendo las peñas con su vara de oro, es una de las más bellas de América. Está cerca de Bogotá y se llama el Salto del Tequendama.
Espero que les guste tanto como me gustaba a mi.
Mel
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