Bueno, como ya sabeis, he decidido jugar a todos los juegos de la saga que aún no me he terminado. Hace poco terminé el Final Fantasy I (aunque me faltan aún las mazmorras adicionales) y anoche empecé el dos.
Tengo que reconocer que este y el III son los títulos más desconocidos para mí. Este en concreto, lo había puesto durante diez minutos cuando me compré el cartucho de Dawn of Souls, para comprobar que funcionaba.
DÍA 1:
El juego empieza con opciones bastante interesantes, como el sistema de batalla en el que las armas van subiendo de nivel. Otras anecdóticas como las de aprender claves están curiosas, pero creo que limitan bastante la conversación con algunos personajes.
Y hablando de personajes, a pesar de tener nombre y, supuestamente, personalidades, ninguno de los tres protagonistas me "mueve" nada. Sí, les han puesto nombre y una cara, pero no es que sean especialmente carismáticos. Quizás sea pronto.
Lo que sí me ha gustado es que, en los diálogos, se vea la imagen en primer plano de cada personaje y las caras vayan cambiando de expresión, te ayuda a introducirte más en la narrativa.
En cuanto a los combates, me han parecido algo más lentos que los de FFI, no sé si será cuestión personal o es que, realmente es así.
La música me gusta bastante más que la del primer capítulo, por el momento, lo que ya es un plus.
Se echan en falta en las tiendas de objetos algunas cosas básicas, como las pociones y las colas de Fénix. Sí es cierto que al volver a la primera ciudad ( no recuerdo el nombre), donde está la base de los rebeldes, Minu se une al grupo, pero preferiría gestionarme yo sola el equipo a que, de repente, me pongan un mago blanco que es la rehostia.
En esta primera sesión de juego le he dedicado alrededor de una hora y he llegado hasta Poft. Esta noche, más.
