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by Cloud Sprite » 12 Mar 2013, 20:51
Los palos saltaron desde el balcón en el que contemplaban la escena. Las elegantes acrobacias que componían en su recorrido hasta el suelo, dejando en el aire apenas un tenue silbido, contrastaron con el caótico estruendo que se escuchó poco después. De uno de los pasillos laterales vino un alboroto de cristales estallando y piedra quebrándose. Probablemente frascos con pociones, platos, una colección de guijos, algún jarrón de un material tan antiguo y valioso que todos los mercaderes de la capital se tirarían a por él como cocatrices desquiciadas, y finalmente algo que sonaba como un alarido de arimán al que han dejado tuerto.
-Falta alguien -dijo Inferno desde lejos.
Leon y Lanamark se miraron. En el umbral de la entrada del pasillo, se empezaba a vislumbrar una oscura silueta que avanzaba trastabillándose.
-Voy a matar al condenado arquitecto que diseñó este maldito edificio. ¡Hijo de molbol podrido! ¿Cómo se pueden poner unas escaleras y unos pasillos con esas curvas? ¡Así no hay quien vaya derecho! ¿Y cómo se le ocurrió poner las habitaciones en pendiente una detrás de otra? Agggh, vaya peste a éter de laboratorio tengo encima. Qué asco. ¿Y qué es esto? Un trozo de pizza sabor lamia. Puaggh, dichoso Lanamark. Tú y tus gustos refinados, ya te dije que había que pedirla con trozos de bom y cactilio en escabeche. ¡No hay nada mejor que el cactilio! ¿Y dónde mierda se dejó el puñetero arquitecto las luces? Dios, el tipo que ideó este palacio debió ser el mismo que diseñó Rabanasta, ese laberinto que intentan hacer pasar por ciudad. ¡No hay quién encuentre un jodido sitio allí!
La lucha se detuvo en la sala y todos miraron atónitos al personaje que acababa de entrar. Con las manos, se intentaba limpiar las manchas y los restos que la caída había dejado en su traje. Una gota de sudor se empezaba a formar en la frente de Lanamark.
-Eso es lo que pasa por no bajar de un salto como nosotros. -dijo Leon con aire irónico y media sonrisa.- Tu estilo y tus pintas han sido siempre tan... toscas
-Más vale que te calles o te cortaré la lengua, perro de Dollet. ¿Vosotros os creéis que con esas piruetas de mono kilikiano impresionáis a alguien? Estoy hasta la punta del flequillo de vuestras tonterías. Sois tan ratas que no os gastáis el dinero ni en un puñetero ascensor.
No era usual ver a Cloud Sprite dejándose llevar por la cólera. Era callado y reservado, se solía pasar el día tumbado mirando las musarañas. Acataba las órdenes de sus superiores como un golem autómata. Pero cuando tenía uno de aquellos enfados, lo tenía de verdad. Era como si el más pacífico de los shumis se metamorfoseara en un bégimo rabioso. En modo berserker. En los accesos de ira de Cloud Sprite, el palacio de la cofradía oscura se volvía más oscuro. Si es que eso es posible.
Girugamesshu aprovechó la distracción para cargar un espadazo contra Cloud Sprite. Pero el palo se revolvió apretando los dientes y bufando por la nariz. Dio un salto y alzó el brazo con la mano abierta. De sus dedos empezaron a brotar miles de cuadraditos negros rodeados por un halo brillante. Movió el brazo hacia adelante y un torrente de aquellos cuadrados ametralló al desafortunado espadachín.
-Jajajajaja... Y esto es sólo el principio. Ahora veréis lo que puedo hacer -Con una risa desquiciada y una mirada de gárgola loca, Cloud siguió conjurando su magia sin freno. Los pequeños cuadrados iban agrupándose y formando siluetas de aparencia siniestra que se abalanzaban sobre los guerreros.
-Una magia tosca y rudimentaria pero efectiva al fin y al cabo -espetó Leon.
-Y ahora viene el plato fuerte... ¿Dónde está mi pequeñín???
Sonó un chirrido lastimero al fondo de la sala. De una reja abierta vino un gruñido que hizo temblar el edificio...